Estrella Alaniz nació en el distrito de Niquivil, en Jáchal, provincia de San Juan, y empezó a conocer de qué se trataba la minería hace no mucho tiempo a partir de un anuncio en un medio de comunicación. Dejando atrás algunos preconceptos y temores sobre la actividad que hoy es su orgullo y su sostén, ocupa un rol clave en la operación de la mina Veladero y una posición de liderazgo en la seccional San Juan de la Asociación Obrera Minera Argentina: “Es indispensable para el futuro de la minería la formación y el acompañamiento de las más jóvenes, hay que colaborar y sentar las bases para que se desarrollen en el país esos talentos que la industria necesita”.
En una provincia minera como San Juan, la actividad suele ser una salida laboral reconocida y frecuente. En tu caso, ¿cómo te incorporaste a la industria? ¿Tenías previamente algún tipo de conocimiento sobre las tareas que se llevan a cabo en minería?
Me incorporé a través de un medio de comunicación que lanzó una capacitación para mujeres. Allí pude ser entrevistada y luego contratada por la empresa en la que trabajo tras un largo proceso que culminó con una positiva integración en la compañía. No conocía nada de minería, pero no fue impedimento para lograr mi objetivo de poder desempeñarme en el rol que actualmente ocupo en Veladero como operadora de camiones off-road. Puedo decir que soy orgullosamente minera y que disfruto esta actividad.
En un principio, y a partir de ese desconocimiento, ¿cuáles eran tus principales miedos e incertidumbres? ¿Qué esperabas de la minería?
La falta de información me atemorizaba bastante, todo era nuevo para mí y eso me generaba dudas respecto al tiempo que iba a necesitar para acomodarme. También me preocupaba la adaptación al lugar y cómo iba a responder mi organismo, ya que estamos hablando de una tarea que se desarrolla a más de 4.000 msnm. Adecuarse al sistema de trabajo también es difícil: son 14 días de trabajo y 14 días de descanso, en jornadas de 12 horas diarias que implican, entre otros sacrificios, estar alejados de las familias.
Mi desafío principal era integrarme a un grupo mayoritariamente compuesto por hombres y lograr operar de forma eficiente estos grandes camiones fuera de ruta que se ven en cualquier típica foto de un proyecto minero. También anhelaba no quedarme estancada en una sola cosa y poder seguir desarrollándome laboralmente, crecer a partir de la minería. Afortunadamente todo eso lo cumplí y sigo en esa vía, en una industria que está abierta a recibir mujeres y que deseo que pueda seguir siendo una salida para aquellas que viven en estas localidades.
Además de tu desempeño en una de las minas más reconocidas del país, sos la primera mujer en integrar la comisión directiva de AOMA San Juan. ¿Cómo te incorporaste a la Asociación y qué aporte es posible brindar desde tu posición de trabajadora minera?
Un día recibí una propuesta del secretario general de la seccional San Juan, Iván Malla, donde me invitaba a formar parte de la comisión directiva del sindicato. En un principio me pareció interesante por la carga simbólica de tener una mujer presente en esa posición y en un sindicato como AOMA, así que acepté con gusto. Desde ese momento busco colaborar en todo lo que pueda al bienestar de los trabajadores y especialmente de las mujeres, siempre a partir de acciones claras y un acompañamiento por parte de toda la organización a los verdaderos protagonistas de esta industria.
Las mujeres nos tenemos que percibir como grandes agentes de cambio, tratar de romper paradigmas; por eso creo que al estar dentro del sindicato, yo o cualquier otra mujer, se puede generar un diferencial positivo y una percepción más cercana a lo que vivimos. Poder acompañar a las compañeras y compañeros en todo el proceso de incorporación, adaptación y permanencia en una empresa es algo único. Lo veo como una buena oportunidad para seguir sumando experiencias y también de colaborar con los demás desde el rol que me toca.
El objetivo personal es que estas prácticas inclusivas y de diversidad formen parte de los esquemas de formación y capacitación de cada empresa a la hora de buscar talentos. Así vamos a poder formar grupos mixtos de trabajo, que sin duda alguna dan mejores resultados y aportan nuevas miradas y formas de proceder dentro del quehacer minero. Queremos que cada vez sean más las mujeres mineras en todas sus ramas y que participen activamente en las actividades del sindicato, que sigamos profundizando este trabajo de formar equipos heterogéneos incluso en las áreas de gestión.
A partir de tu historia y lo que devino en tu presente laboral y profesional, ¿cuáles siguen siendo los tópicos que más afectan a la mujer en la industria? ¿Qué mensaje podría acompañar el camino de aquellas que recién inician su actividad en el sector?
El talento no tiene género, entonces debemos garantizar igualdad de oportunidades y aportar desinteresadamente, día tras día, nuestro granito de arena para que esto suceda. En la actualidad ya somos muchas las mujeres que integramos el sector minero y esta participación tiene que seguir creciendo cada vez más. Si los números mejoran, la realidad de las mujeres mineras también lo hará. Así podremos alcanzar un desarrollo mucho más equitativo y prosperidad para las familias mineras argentinas, especialmente en zonas hostiles donde no es posible otra salida a nivel productivo.
Como mensaje, les diría a aquellas mujeres interesadas en esto que tienen que ver a la minería como una muy buena opción profesional y personal. Todas podemos cumplir nuestros objetivos, sólo hay que dar el primer paso. Nosotras no sólo demostramos que aportamos eficiencia en los trabajos mineros de cualquier área, sino que somos capaces de realizar el mismo trabajo que un hombre y podemos insertarnos en un campo laboral difícil como es la minería con total seguridad. A fin de cuentas, principalmente a través del trabajo en equipo y la conformación de grupos mixtos y articulados, es posible garantizar el éxito y la continuidad en el tiempo de cualquier programa o medida.