¿Cómo balanceamos nuestra vida laboral y profesional?

Una mirada en primera persona sobre las vicisitudes diarias de trabajar en una industria desafiante y extrema como la minera.

Selva Graciela “Tachy” Martínez tiene 61 años, es oriunda de Jáchal y vive actualmente en la capital de la provincia de San Juan. Es arquitecta y directora del Centro de Investigación de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ. Está casada con Mario, reconocido minero, con quien comparte muchas historias y también tres hijos. Agustina, una estudiante mendocina de geología, es la cuarta hija del corazón, la más pequeña, que trabaja en el proyecto minero Hualilán.

Con Mario, su marido, están juntos desde la escuela primaria. Él es geólogo y empezó a trabajar en el proyecto Gualcamayo de Minas Argentinas alcanzando luego una amplia experiencia en la industria. Actualmente desarrolla su carrera en Yamana Gold, rotando su residencia entre las provincias de Catamarca y San Juan, donde también ejerce como presidente de la Cámara Minera de esa provincia (CMSJ).

Tachy se vincula a la minería desde siempre, no sólo a través de Mario o sus hijos, sino a través de las oportunidades mineras que surgieron en Jáchal y también de su familia de origen que trabaja en la industria minera.

“Los tiempos en la minería, cuando se trabaja con rosters, son difíciles para la familia. Es desafiante, no todos los hombres o mujeres aguantan, tiene que haber una construcción previa de amor que llene el vacío de las ausencias. Al minero hay que brindarle apoyo, porque las personas que se van a trabajar al campamento pueden sentir más la soledad. Es importante que esas personas sepan que son valoradas, que estén seguras del amor de su familia. Económicamente reconforta, pero el trabajo es duro. Con respecto a quien se queda en casa, creo que la mujer tiene más paciencia, porque tenemos la capacidad de ser multifacéticas y autosuficientes”, reflexiona Tachy.

A la vez, agrega que “si hay un reconocimiento, en nuestro caso, lo vivimos en familia. Y cuando se sufre, sobre todo por la anti-minería fundamentalista que daña mucho, el dolor es también compartido”.

En relación al lugar que ocupan hoy las mujeres, Selva explica que antes las mujeres trabajaban dentro de la minería exclusivamente en áreas administrativas pero que hoy esto se amplió: “Manejan, están en planta y a cargo de equipos, con tareas a la par de los varones. Existen más búsquedas específicamente destinadas a la incorporación de mujeres por su capacidad de concentración, por ser más cuidadosas. El cambio se está produciendo rápidamente, los pares son más conscientes, hay más acompañamiento; pero este cambio aún cuesta y tiene que ver con un tema generacional”.

A futuro, Tachy remarca que “hay que crecer junto al hombre, no creer que todo lo podemos solas. No irse a los extremos, sino buscar el equilibrio porque hay mucho en común por aportar”. “Admiro a las jóvenes porque se dan su lugar como mujeres, lo reclaman con firmeza. Como ser humano, indistintamente del género, diría que respetemos, y nos hagamos respetar.”