En el marco de la celebración por el Día de la Madre, Mercedes Rodríguez, directora ejecutiva de WIM Argentina, compartió al Pregón Minero la línea de trabajo de la ONG, cómo fueron los inicios de la organización y los próximos retos que enfrentarán en un contexto de interés creciente por la minería en el país.
Han pasado algunos años del nacimiento de WIM Argentina. ¿Cómo se originó la asociación de mujeres mineras?
La ONG de mujeres mineras cuenta con poco más de 3 años de actividad en el sector. Sin embargo, es útil destacar que ya veníamos trabajando con esta iniciativa a través del Comité de Mujeres Mineras de FUNDAMIN, la Fundación para el Desarrollo de la Minería Argentina, en un proceso que inició en el año 2003 y que fue, en gran medida, el impulso que nos permitió llevar adelante WIM Argentina tiempo más tarde. Pensamos a la organización como una posibilidad de trabajar en red y de aprovechar el camino recorrido de muchas colegas con las que, a partir del intercambio de experiencias, fuimos viendo que era necesario organizarnos, promover buenas prácticas y políticas y colaborar con el estado de situación vinculado a la mujer minera. Fruto de mucho trabajo articulado, hoy vemos que la inclusión de la mujer va en crecimiento y que, cada vez con mayor consenso, el género no es un aspecto determinante a la hora de acceder a un trabajo minero.
¿Han logrado concretar los objetivos que se propusieron cuando arrancó el proyecto?
Nuestra tarea apunta a mejorar las condiciones de acceso y permanencia de mujeres y minorías en el sector minero, por lo que dejar atrás antiguas concepciones y formas de gestionar la industria es todo un desafío. Creo que se trata de un paso a paso; estamos en línea con lo que nos propusimos al momento de la conformación de WIM Argentina, pero todavía queda mucho por delante. Queremos colaborar al desarrollo de la minería y que en ese camino sean las mujeres quienes puedan liderar los procesos de cambio.
Prueba de esto fue el 8M pasado, en el marco del Día Internacional de la Mujer, donde entre distintos actores y con la dirección de WIM Argentina pudimos alzar la voz bajo el lema “Cerremos la brecha”. Todas las provincias mineras, e incluso algunas no-mineras, adhirieron a esta iniciativa de visibilización que seguiremos profundizando hasta fin de año mediante talleres, capacitaciones y charlas de concientización. Mientras más hacemos, más nos damos cuenta de que es un largo camino en el que queda mucho por delante. Es necesario armarse de paciencia y ser constantes, generar alianzas y estrategias transversales a todo el sector.
¿Qué metas han establecido hacia futuro?
Tenemos como proyecto para el 2024 trabajar más fuertemente con las universidades para atraer a más mujeres a carreras científicas y lograr la retención de estos talentos. No sólo tenemos que garantizar que sean cada día más las mujeres participando en industrias y sectores de estas características, sino que las que ya están o las que están empezando tengan un motivo para seguir, un acompañamiento y un lugar donde poder volcar sus necesidades e inquietudes.
La minería es una industria masculinizada, pero de a poco se van rompiendo algunas etiquetas y se va logrando una aceptación natural de la mujer en la mina.
¿Cuánto se avanzó en la facilitación de recursos y el acompañamiento a la maternidad de las trabajadoras mineras?
La maternidad en la mina es uno de los grandes temas a seguir trabajando. Sin embargo, también creo que, fruto de la toma de conciencia colectiva, es una de las causas que el sector público y privado más está impulsando a sabiendas de la complejidad que acarrea conciliar la labor de una minera o un minero con la maternidad o paternidad. Las particularidades de la industria complejizan las tareas de cuidado y las posibilidades de estar presentes en este período tan especial, un hecho que no debemos perder de vista si nuestra intención es proveer una buena calidad de vida a las y los mineros.
En esta vía, la última “Encuesta de Cuidados” realizada por WIM Argentina nos mostró una dura realidad: un 40% de las mujeres no ven viable el roster minero ni pueden conciliar sus vidas personales con lo profesional. El ida y vuelta con las empresas nos deja la conclusión de que se está trabajando en este tema y que hay buenas iniciativas de distintas compañías por mejorar la situación de la maternidad en la mina, aunque todavía sigue siendo un desafío mayúsculo que puede contribuir a alejar a la mujer.
¿Qué aspectos específicos, tanto en tu papel de directora ejecutiva como en tu experiencia como madre, crees que aún deben abordarse para lograr una satisfacción completa en relación a la maternidad en la industria minera?
Desde lo particular, nos falta perder el miedo y sacarnos esa culpa por delegar el cuidado para salir a trabajar, ya sea por necesidad o por pasión. Otro punto importante es seguir trabajando en los sesgos que todos tenemos: siempre nos dijeron que las mujeres eran quienes se tenían que quedar en la casa cuidando a sus hijos, pero hoy eso cambió y cada día vamos viendo más rápidamente ciertas transformaciones vinculadas al rol que tenemos hacia adelante. Veo necesario poder tomar estos cambios como nuevos puntos de partida para potenciar nuestro lugar en la sociedad, y también para reflexionar sobre lo que no se logró y las causas de ello. En otra vía, es esencial que quienes tienen poder de decisión sean asertivos a la hora de tomar las medidas necesarias para atender estos y otros temas vinculados a la desigualdad de género existente, ya que el tiempo de actuar es ahora.