La Ing. Graciela Castro es -ni más ni menos- que la quinta egresada mujer de la carrera de Ingeniería de Minas en la Universidad Nacional de San Juan. Profesional cuyana y profesora titular de diversas asignaturas en dicha carrera, hoy cuenta su experiencia en el sector, las posibilidades que brinda el desarrollo académico, y reflexiona: “Al graduarme, la actividad minera en Argentina estaba poco desarrollada, había pocos puestos de trabajo y para cubrirlos optaban por hombres. Actualmente, en la carrera de Ingeniería de Minas casi la mitad de los estudiantes son mujeres”.
Sos una de las primeras egresadas como ingeniera de minas en la UNSJ. ¿Por qué elegiste esta carrera, antes reservada a los hombres, y cómo fue transitarla como alumna?
Siempre me gustaron las ciencias duras, tanto matemáticas como física o química, por lo que ya desde muy joven tenía la visión de continuar estudiando este tipo de carreras. En la escuela secundaria tuve una gran amiga, Alicia, con intereses muy parecidos y el agregado de que su padre era Ingeniero de Minas. En quinto año me dijo que seguiría esa carrera y me comentó detalles que me interesaron mucho. Fue una decisión difícil de tomar ya que no tenía la base suficiente por el tipo de escuela en la que estudiaba. No obstante, decidí probar y animarme a estudiarla. Durante los primeros dos años, correspondientes al ciclo básico, sufrí mucho con materias como dibujo y geometría. En esos años tuve compañeras mujeres, pero cuando comencé a cursar materias propias de la carrera me encontré que era la única mujer. Siempre estudié con compañeros hombres y en ese entorno siempre primó el respeto y la colaboración.
Cuando me recibí, en el año 1992, era difícil la inserción en empresas mineras, la actividad aún estaba en sus inicios. Siendo alumna comencé a trabajar en el Instituto de Investigaciones Mineras (IIM) y al graduarme me dieron la oportunidad de seguir en esa unidad con cargos de investigación y obtuve una beca de iniciación del CONICET. Siempre me gustó todo lo relacionado con el mercado de los minerales, tema en el que me pude especializar con la mencionada beca. Un día me propusieron participar en las cátedras de “Mineralogía I” y “Mineralogía II”, y luego de un largo período de capacitación y formación, soy la profesora titular de esas materias y también tengo a cargo las asignaturas “Gestión Empresaria” y “Evaluación de Proyecto Mineros”.
En lo que respecta a investigación, he participado activamente como integrante, codirectora y directora de diversos proyectos que se desarrollaron en el Instituto de Investigaciones Mineras (IIM) de San Juan sobre estudios de mercado, y últimamente abordo lo relacionado con la mineralogía en apoyo al procesamiento de minerales.
En paralelo, estoy realizando mi tesis de posgrado en el Doctorado en Ingeniería en Procesamiento de Minerales y además soy la Directora Técnica del Laboratorio de Mineralogía del IIM.
Además de docente te desempeñas como investigadora en el IIM. ¿Cómo ves la participación femenina en estas actividades y especialmente en el laboratorio que se encuentra bajo tu dirección?
En mis años de cursada el laboratorio de mineralogía estaba a cargo de ingenieros de minas varones, la participación de mujeres era casi nula. Esto ha evolucionado y en la actualidad casi la mayoría del equipo de trabajo está conformado por mujeres, quienes tienen una amplia participación conformando un equipo interdisciplinario con especialistas de otras ramas de las ciencias de la tierra, como la geología y la geofísica. Con orgullo puedo decir que en este laboratorio la participación femenina es muy relevante, al igual que en casi todo el IIM.
¿Qué actividades realizan en el laboratorio de mineralogía del IIM? ¿Tienen vinculación con las empresas privadas?
El laboratorio de mineralogía, perteneciente al Instituto de Investigaciones Mineras de la FI-UNSJ, tiene como función principal realizar estudios de caracterización mineralógica, herramienta fundamental en todo el campo de la minería, apoyando a las diferentes etapas del desarrollo minero (exploración, explotación y beneficio/procesamiento del mineral).
El laboratorio está conformado por tres áreas: Microscopía Óptica, Microscopía Electrónica (SEM – EDS) y Área de Difracción de Rayos X (DRX). Los servicios que brinda este laboratorio son utilizados tanto por el personal académico y técnico en sus proyectos de investigación, como así también por estudiantes de pregrado y posgrado durante el desarrollo de sus tesis; además, ofrece sus trabajos a terceros. Con respecto a este tema, es importante resaltar que es un servicio muy demandado por empresas mineras de todo el país, por lo que la relación con ellas es muy estrecha. Aunque en el IIM ya hay varios laboratorios que poseen certificación ISO 9000, nosotras estamos en los primeros pasos para lograr dicho certificado.
¿Considerás que tu condición de mujer ha limitado en algo tus expectativas de crecimiento como ingeniera de minas?
En la época en la que me gradué nos encontrábamos como país en un nivel muy incipiente de desarrollo minero. La actividad estaba poco desarrollada, había pocos puestos de trabajo y para cubrirlos preferían a hombres. Me hubiese gustado desempeñarme en una mina pero no fue posible. Afortunadamente en la Universidad Nacional de San Juan pude trabajar en lo que me gusta y para lo que me preparé con dedicación, voluntad y mucha determinación.
A raíz de esa experiencia personal, parte de una época donde se impedía la participación de la mujer en la mina, ¿qué avances ha logrado materializar la industria?
Hoy las mujeres se encuentran capacitadas para desempeñar cualquier rol en la actividad minera, hablamos desde puestos gerenciales hasta operarias de máquinas, tanto en la minería subterránea como en la minería a cielo abierto. En la carrera de ingeniería de minas casi la mitad de los estudiantes son mujeres y creo que es un desafío enorme para ellas. Tienen que seguir demostrando que pueden y que tienen las mismas capacidades que un hombre.