Esta historia comienza con la llegada de Don Basilio Pizarro a California, allá por fines de 1890, donde aprendió el oficio de gambusino. Pero ante la escasez de oro fue bajando por el Pacífico, buscando metales preciosos en las antiguas minas de México, Perú, Bolivia y finalmente los campamentos mineros de Jujuy, donde comienza una nuevo capítulo de la familia Pizarro.
Basilio tuvo 3 hijas mujeres: Domitila, Alicia y Petrona.
Todas ellas realizaban expediciones junto a él en la Puna jujeña y el Altiplano boliviano buscando oro con pico, pala y zarandeo en ríos y arroyos. Condiciones durísimas e impensadas para la actualidad. Pero éstas valientes mujeres continuaron en esa labor por varios años, porque la pasión por la minería ya corría por sus venas.
En la década del 40, Domitila (1924-2022), la hija mayor, finalmente consiguió un empleo en Mina del Aguilar, la más antigua de Argentina, gracias a que ella se había adaptado a entornos que podrían ser duros para las mujeres de la ciudad. Su trabajo fue ser la “ama de llaves” del director de la mina de esos años. El Aguilar era regenteado por norteamericanos y como Domitila manejaba el inglés y conocía de metales preciosos fue la candidata ideal. Ella se integró rápidamente en la comunidad y con la familia del director. Algunas de sus tareas eran organizar actividades para los mineros, como campeonatos de básquet, noches de cine, villancicos en la época de navidad o gestionar las actividades del circo que solía ir en las vacaciones de verano. Además de las fiestas patronales y celebraciones sociales.
En 1950, en el Hospital del Molino, que está dentro del campamento, Domitila dio a luz a su única hija: Amanda Pizarro. Nació a más de 4.000 metros de altura y pasó su infancia en aquel sitio de clima hostil, con fuertes vientos casi todo el año y nevadas extremas en la época invernal (es importante recordar que en esos años la gente vivía todo el año en el campamento). Pero ese ambiente no impidió que éstas dos mujeres disfrutaran sus años en Mina del Aguilar, hasta que un día decidieron emigrar de allí.
Domitila, vivió sus últimos años en Buenos Aires hasta que falleció a los 98 años, el pasado 31 de octubre, siempre añorando su época en los campamentos mineros y transmitiendo su pasión por la minería a sus nietos.
Una historia que llega de la mano de Gustavo Madregal, nieto de Domitila Pizarro, y que desea continuar con la tradición familiar. Tiene 35 años, es Creativo Publicitario, especializado en Contenidos y Comunicación. Realizó campañas de Divulgación Científica para el Conicet, entre ellas un capítulo especial del Litio en Jujuy.