En esta oportunidad dialogamos con la Ingeniera de Minas Andrea Tello, sanjuanina, egresada de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) en el año 2007. Ya graduada, se desempeñó en la actividad privada en Minera Santa Cruz, específicamente en la planta de procesamiento de minerales y en los laboratorios químico y metalúrgico. Actualmente es docente de la carrera Ingeniería de Minas de la Facultad de Ingeniería en UNSJ, y a partir de su experiencia, observa que “muchos de los motivos por los que las mujeres no participaban en áreas relacionadas a la ciencia hoy están desapareciendo”.
Como Ingeniera de Minas, una carrera históricamente cursada por hombres, ¿cómo lograste trascender ese clima de época e inclinarte por esta especialidad? ¿Cómo se dio después el proceso de inserción laboral?
Cuando egresé de la escuela secundaria con el título de perito mercantil en el año 2000 no tenía en claro qué estudiar. Como casi todos los alumnos que deben decidir sobre su futuro, realicé distintas capacitaciones y tests vocacionales. Luego, en la FEDU (la Feria de la Oferta Educativa de la UNSJ) me explicaron de qué consistía la carrera, su salida laboral y las posibilidades de crecimiento profesional. Enseguida me gustó y decidí que era lo que quería hacer para el resto de mi vida. Una vez que obtuve el título comencé a trabajar en la provincia de Santa Cruz, actividad que desarrollé durante siete años hasta que formé una familia y volví a San Juan. Esta fue una decisión que tomé en familia y, si bien hay mujeres que son madres y siguen trabajando en una mina, en mi caso me incliné por dejar la industria in situ y desempeñarme desde otro lado. De regreso en mi provincia, tuve la oportunidad de ingresar como docente en el Departamento de Ingeniería de Minas, en donde me desempeño hasta el día de hoy.
Tuviste la posibilidad de trabajar en la actividad privada y ahora en una universidad pública nacional. ¿En ambos sectores resultan igual de visibles las diferencias entre hombres y mujeres?
Particularmente durante el cursado de la carrera no advertí diferencia alguna. Si bien se notaba la diferencia de cantidad entre varones y mujeres, nunca vi en eso una desventaja. En la actividad privada me pasó lo mismo, siempre me desenvolví como minoría en cuanto al género, pero no tuve ningún problema en ello. Es lo que a mí me tocó vivir, pero imagino que hay otras realidades.
Además de la docencia ejercés un cargo desde julio de 2021 como subjefa del Departamento de Ingeniería de Minas (DIM) de la Facultad de Ingeniería. ¿Qué desafíos se enfrentan en ese rol y cuáles son los proyectos que existen en la co-gestión de esa importante unidad académica?
Tenemos muchos proyectos y grandes desafíos. En el corto plazo estamos trabajando junto con la Jefa de Departamento y el resto del equipo docente de la carrera Ingeniería de Minas en la acreditación de la carrera en la CONEAU. Esta actividad es un enorme desafío que nos va a dar la oportunidad de revisar el plan de estudio y fortalecer áreas que notamos que la industria nos está pidiendo, dándole la oportunidad a nuestros estudiantes de egresar como ingenieros más preparados, principalmente en el área de explotación de minas, junto con todas las herramientas que también necesitan saber de la industria minera.
A mediano plazo tenemos pendiente mejorar nuestros gabinetes de informática para dar soporte a los softwares mineros necesarios para capacitar a los estudiantes. En el ínterin de estas tareas seguimos organizando talleres dictados por egresados o profesionales de la industria sobre temas específicos, como así también talleres de inglés conversacional, dada la necesidad de que los graduados manejen este idioma extranjero.
Por otro lado, estamos abocadas a coordinar las dos carreras de pregrado que dependen del Departamento de Ingeniería de Minas, las Tecnicaturas Universitarias en “Explosivos y Voladuras” y en “Beneficio de Minerales”, las que actualmente se dictan en el departamento cordillerano de Calingasta.
En Argentina, y especialmente en la provincia de San Juan, es cada día más importante la actividad minera y se vislumbra una necesidad mayúscula en torno al acceso a profesionales altamente capacitados. ¿Están implementando medidas para evitar deserciones tempranas y un desgranamiento de la matrícula original?
En el cursillo de ingreso 2022 a la carrera de Ingeniería de Minas se han inscrito un total de 160 alumnos, que para esta carrera es un número muy alto. De todos ellos, casi el 50% son mujeres, lo cual también es una grata sorpresa.
En las carreras de pregrado, de las tecnicaturas universitarias antes mencionadas y que se dictan en Calingasta, el número de ingresantes es de aproximadamente 20 alumnos, de los cuales el 40% son mujeres.
En cuanto al desgranamiento, no hemos notado que la razón de género sea un motivo predominante, pero de todas formas siempre se trata de buscar formas de contener a los chicos y chicas en todos sus problemas.
Con respecto a las alumnas que cursan las carreras del Departamento de Ingeniería de Minas, ¿existen limitantes a la hora de finalizar sus estudios? ¿Qué programas de apoyo posee la UNSJ al respecto?
El número de egresadas ingenieras de minas ha ido aumento a lo largo de los años como así también la cantidad de alumnas cursando la carrera, por lo que considero que están muy motivadas a seguir estos estudios en los que antes predominaban los hombres. La cantidad de egresadas y estudiantes de género femenino augura que de a poco se va a empezar a achicar la brecha en cuanto a la diferencia de hombres y mujeres en la industria. Imagino que los motivos por los que antes no se inscribían chicas en este tipo de carreras ya no existen, así que soy muy positiva en ese aspecto.
En cuanto a programas de ayuda, la UNSJ tiene numerosos tipos de becas, como comedor, transporte, fotocopias, de ayuda económica, a los que el alumnado puede acceder presentando la solicitud correspondiente. Por otro lado, en varias oportunidades el DIM ha gestionado con éxito la colaboración del Ministerio de Minería de la provincia de San Juan, quien ha otorgado becas de Terminalidad para alumnos avanzados; también de ayuda económica y, más recientemente, becas de conectividad para facilitar el acceso a internet de los estudiantes con clases a distancia. Todos estos programas han sido muy beneficiosos para los alumnos y alumnas del DIM.