Conversamos con la Dra. Ariana Carrazana Di Lucia, catamarqueña con más de 16 años de experiencia en la industria minera, docente de la Universidad de Buenos Aires y miembro del Comité Asesor de WiM, sobre la utilidad de las redes de mujeres, la situación actual respecto a la contratación en minería y los escenarios cada vez más exigentes a los que se enfrenta la industria.
¿Qué busca hoy la actividad minera en términos de contratación y cuál es tu consejo para los jóvenes y especialmente las mujeres a la hora de apostar por carreras dentro de las denominadas «ciencias duras»?
La industria minera tiene enormes desafíos en torno al capital humano que necesita para desarrollar sus actividades debido a la transformación que todos buscamos como sociedad. Desde el punto de vista de la administración y aprovechamiento de los recursos naturales, todos estamos convencidos que necesitamos aplicar los objetivos de desarrollo sostenibles y prácticas de economía circular. Por lo tanto, creo importante que los y las jóvenes que ya están próximos a graduarse de carreras STEM busquen el enfoque de la sostenibilidad en todos sus procesos, apoyándose en las tecnologías que nos permiten comprender cómo debemos optimizar nuestras tareas. Para ello deben formarse continuamente, porque los avances en estas materias suceden de manera exponencial. Los jóvenes deben tener la suficiente plasticidad y flexibilidad para buscar soluciones diferentes a los problemas que viene acarreando la industria desde hace 40 años. No podemos seguir con prácticas mineras de los años 90 y necesitamos gente que quiera resolver y construir, aportando valor para todas los stakeholders.
Esto significa que no sólo debemos formarnos en Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas. Tenemos que adquirir la visión completa desde los aspectos sociales y culturales, del medio ambiente donde desarrollamos nuestro trabajo y cómo impactamos a las personas con las decisiones que tomamos. Estar comprometidos e involucrarnos en la búsqueda de soluciones para el sector industrial, es la clave de toda persona que quiera apostar por carreras STEM, independientemente del género.
En qué medida, en función de su experiencia, ha cambiado la industria en términos de inclusión y género en los últimos años? ¿Cree que es visible una mejoría de la situación general de la mujer?
Mis primeros pasos fueron en 2005, y las mujeres en sectores técnicos éramos pocas. Las chicas que tenían más experiencia y que me enseñaron mucho ya habían partido desde los ’90, cuando realmente era casi una rareza pensar en ellas trabajando en minería. Tuve un jefe que hizo mucho para que tuviéramos un lugar en su equipo de trabajo, tanto en geología de minas, geotecnia y exploración -pero esto era casi una excepción-. El cambió fue más notorio después del 2012. En la actualidad hay una mayor apertura hacia roles femeninos en diversas áreas, aunque sigue costando tener la oportunidad de entrar.
La aparición de Women in Mining alrededor del mundo está rompiendo paradigmas y son cada vez más los países sumando mujeres que quieren dar lo mejor de sí a la industria minera. Esto está generando más puestos de trabajo relacionados a todo el ciclo minero, porque nos apoyamos, nos alentamos, nos recomendamos y nos comprometemos entre nosotras para que las cosas cambien. Hay un interés colectivo y sigue creciendo. También hay una apertura para poder conversar cuales son los desafíos y las necesidades en nuestros roles como mineras, desde una perspectiva más amplia. Ahora conversamos entre operadoras, geólogas, comunicadoras, reclutadoras, administrativas, sociólogas, biólogas, arqueólogas, ingenieras y todas entendemos que hay oportunidades de mejora que son comunes, pero también debemos entender que muchas son propias del área en la que una de desenvuelve, y ningún sector, formación o profesión es menos importante. Al final en la mina cada persona y área es una pieza clave dentro del engranaje.
Creo fundamental no dejar de participar en prácticas profesionales, cuando uno aún es estudiante. Tener la posibilidad de conocer la industria y todo lo que podemos aportar es relevante, y motiva para que las mujeres se atrevan a postular, para que adquieran confianza del entorno laboral y que puedan comprender los turnos de trabajo para proyectar otros roles que socialmente se cree que no se podrían desarrollar a la par. Las empresas están comenzando a ofrecer procesos de selección más inclusivos. Las universidades con carreras STEM deberían mantener una alianza estratégica con la industria para colaborar en procesos de prácticas y programas de mentoring.
Considerando su actividad como geóloga, ¿qué oportunidades cree que representa la minería para la Argentina y especialmente para las mujeres de regiones donde la industria posee hoy un papel preponderante?
Como geóloga, nacida en una provincia minera por excelencia, con la primera mina de cobre más grande del país y habiendo dado mis primeros pasos como estudiante y luego como profesional allí, pienso que las oportunidades son tan grandes como podemos imaginarlas.
Argentina es un país extremadamente rico en recursos geológicos, recursos que deben enseñarse a la sociedad desde los niveles educativos más tempranos, ya que la única manera de hacer un uso responsable de ellos es sabiendo que existen, cómo podemos utilizarlos y cuánto aportan para el crecimiento del país en su conjunto.
Desde esa visión, tenemos que comprender que hay sectores geográficos en los que la actividad o motor económico más importante es la industria minera, por el entorno geológico donde están desarrolladas las ciudades y/o comunidades. Si esta industria se desarrolla, es posible crear aguas abajo una cadena de valor mayor, con la aparición de nuevas fuentes de trabajo, creación de otras industrias que no existirían si no tienen ese motor que las impulsa. El ecosistema productor se amplifica enormemente, incluso apareciendo la agricultura y la ganadería destinada a abastecer a todos los otros sectores que se van instalando en torno a la minería. Crear este ecosistema económico y social es responsabilidad de todos: empresas, gobiernos y comunidades.
Para ello debe haber un diálogo transparente. Y es allí donde las mujeres tienen un rol clave, porque es sabido que las mujeres son el porcentaje mayoritario en los ámbitos educativos, también son más conciliadoras para el diálogo y muestran mayor empatía con sus interlocutores. Veo en WIM Argentina una comunidad muy fuerte de mujeres trabajando en aspectos de Responsabilidad Social Empresaria, Relaciones Comunitarias, Recursos Humanos, Comunicaciones, entre otras áreas humanísticas y sociales.
Geólogas aún somos pocas, sobre todo en minería. Necesitamos más, necesitamos gente que pueda transmitir su pasión y compromiso por nuestro planeta, que pueda aportar de manera constructiva sobre las formas en que debemos extraer los recursos que necesitamos para que todos tengamos oportunidades de desarrollo. Para que seamos más, es necesario incluir a las mujeres para trabajar codo a codo con los hombres. Necesitamos tener mentes que piensen de manera integradora, diversa e inclusiva. Es la única manera de no sesgar los problemas en una única dirección y creo que es la única manera de crear oportunidades que sirvan a toda la sociedad.
Argentina tiene un potencial geológico enorme, que se puede poner en valor con minería, geotermia, energías alternativas, hidrocarburos, gas, hidrógeno y con la participación de un entorno industrial que apoye el desarrollo y el aprovechamiento de estos recursos de manera sostenible. Esto significa mucho trabajo para muchas personas sin distinción de género.