“Lograr la autonomía económica de las mujeres es una meta que en el siglo XXI llegó para quedarse”

Marita Ahumada es geóloga y secretaria de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros. Además, fue designada como directora del Comité Asesor en Women in Mining Argentina. En la siguiente nota, brinda su visión sobre la organización y los desafíos que ha atravesado como mujer en esta industria.

Como parte de la comisión de WiM Argentina, ¿cuáles cree que son los principales ejes en los que es necesario que avance tanto la organización como la industria minera en relación a la mujer?

Desde mi posición como directora del Comité Asesor, observo que los principales ejes de trabajo se basan, en primer lugar, en trabajar por una mayor aceptación de la mujer en ámbitos técnicos, operativos o de mantenimiento de la industria, y no solo en áreas administrativas o las netamente relacionadas a alimentación y limpieza, sino en el corazón mismo de la minería en tareas como operación de equipos para perforaciones, voladuras, o procesos metalúrgicos.

Creo, a su vez, que lograr la integración de la mujer minera con mujeres de otras industrias para compartir experiencias y analizar cuál es el rol actual de la mujer y dónde queremos posicionarnos es más que importante. Así, WiM Argentina se plantea como objetivo lograr que la industria minera sea un ámbito laboral cada vez más equilibrado donde se valore el trabajo femenino y se respete a la mujer por su capacidad.

En esta línea, tenemos la responsabilidad de analizar los diferentes espacios de capacitación y formación que puede ofrecerse a las mujeres para lograr una mejor inserción en las diferentes áreas técnico-operativas. También es necesario identificar los principales obstáculos que impiden una mayor participación de las mujeres en la industria minera y trabajar sobre ellos; realizando un análisis tanto de las políticas de recursos humanos como de las prácticas organizacionales mineras.

También es importante, en este sentido, lograr una articulación entre las políticas públicas y las estrategias empresariales de las mineras para establecer objetivos y metas concretas de educación y capacitación en esta industria.

¿Cómo analiza las tendencias globales y de Argentina respecto a la inclusión y el desarrollo de la mujer?

Afortunadamente, las tendencias particulares de nuestro país están alineadas con la tendencia global de fomento a un nivel de aceptación cada vez mayor de la mujer. En la industria minera, este contexto se extiende desde cargos gerenciales hasta operativos, generándose nuevas oportunidades de desarrollo laboral y crecimiento personal. Lograr la autonomía económica de las mujeres es una meta que en el siglo XXI llegó para quedarse.

Como mujer minera, ¿qué desafíos le ha presentado la industria y cómo ha sido su experiencia personal a lo largo de su recorrido?

Mi experiencia personal en general ha sido muy buena, aunque muchas veces ha sido subvaluada mi capacidad de realizar trabajos que requieren un alto rendimiento físico. En oportunidades, resultó dificultoso trabajar en el campo al mando de técnicos o ayudantes mayores provenientes de localidades pequeñas, especialmente debido a que no tienen tan incorporada la presencia de mujeres en ámbitos que hasta hace pocas décadas eran estrictamente masculinos.

En términos sociales, ¿qué oportunidades brinda la minería a las comunidades y cómo se puede mejorar el impacto de la actividad en las zonas de influencia?

El impacto de la actividad minera puede mejorarse logrando una mejor distribución de los recursos y que el mayor porcentaje de participación económica vuelva a las localidades del área de influencia de los proyectos. Que estas localidades vean una verdadera transformación en obras y desarrollo de políticas sociales y se generen mayores oportunidades en cuanto a salud y educación. De esa forma podríamos hacer que el impacto positivo de la actividad sea mucho más cercano a los deseos de las comunidades.