Antes de profundizar en el proyecto, es necesario poner nombres e historias a su relato. ¿Podrían contarnos un poco de la vida de cada uno y cuáles son sus actividades en el Centro Crisoles?
Mirtha Navarro: En el Centro Crisoles somos un equipo conformado por maestras de educación especial en discapacidad mental, sorda e hipoacúsicos y un profesor de educación física. En mi caso, estoy domiciliada en el departamento de Jáchal con 30 años de edad y tengo una hija de cinco años. Soy docente de Educación Especial, especialista en deficiencia mental, con varios cursos de especialización en diferentes áreas del desarrollo. Además, trabajo en educación especial hace tres años y cumplo funciones de docente en la escuela de educación especial del Departamento. Principalmente, mi desempeño en Centro Crisoles es en el servicio de apoyo a la Inclusión y también trabajo en la línea de Taller Artístico Recreativo para personas con discapacidad, donde se aborda de manera integral cada actividad con nuestros alumnos.
Lucía Del Castillo: Yo también soy jachallera, tengo 36 años de edad y una hija de 12. Soy docente de Educación Especial, especialista en sordos e hipoacúsicos y Acompañamiento en la Primera Infancia. En paralelo, estoy capacitada en Artes Industriales, y trabajo en educación especial hace nueve años. También cumplo funciones de docente en la escuela de educación especial del departamento.
Juana Cortez: Tengo 37 años de edad y dos hijos de 11 y 8 años. En mi caso soy docente de Educación Especial, especialista en discapacidad mental, postitulada en Acompañamiento en la Primera Infancia y capacitada en diferentes áreas del desarrollo tanto en niños, jóvenes y adultos con discapacidad. Trabajo en educación especial hace 14 años y cumplo funciones de vicedirectora en una escuela de educación especial del Departamento. En el Centro atiendo una diversidad de patologías y doy clases en los tres servicios que abordamos.
Javier Figueroa: Domiciliado en Jáchal con 34 años de edad, tengo dos hijos de dos y siete años. Soy profesor de Educación Física y me desempeño como profesor en el Área de Especialidad Psicomotricidad de la escuela de Educación Especial Múltiple de Iglesia hace tres años. Hace ocho que trabajo con personas con discapacidad de manera independiente en recreación y estimulación intelectual, motriz y sensorial y en ese tiempo estuve a cargo por cinco años de las colonias de verano para personas con discapacidad del departamento. Mi desempeño en Centro Crisoles es abordar actividades de estimulación motriz, intelectual y sensorial en los tres servicios.
¿Cómo surge el emprendimiento y de qué manera lograron financiarlo?
MN: El emprendimiento surge a través de la línea San Juan Lab donde participamos y resultamos beneficiados, lo que nos ayudó a desarrollarlo y ponerlo en marcha convirtiéndose en la única alternativa que brinda este servicio en Jáchal. Se trata de un programa estímulo para proyectos innovadores de jóvenes residentes en la localidad, financiado en este caso por Minas Argentinas junto con el apoyo de la Agencia Calidad San Juan, el Ministerio de la Producción y el Ministerio de Minería.
¿Qué actividades se realizan en el Centro Crisoles?
LDC: La atención de las personas que asisten se divide en tres líneas de trabajo. Por un lado, ofrecemos servicios de Atención a la Primera Infancia para personas con y sin discapacidad de 45 días a cinco años. También tenemos una segunda línea de apoyo a la inclusión para niños de seis a 14 años, esto seguido de un taller artístico recreativo y de formación laboral para jóvenes y adultos con discapacidad.
Bajo esta dinámica, los principales objetivos que abordamos se centran en acompañar el desarrollo de los infantes otorgando las estrategias necesarias para insertarse en la comunidad, tanto al niño como a su familia. También buscamos potenciar al máximo sus capacidades, habilidades y destrezas y favorecer la igualdad de oportunidades, proporcionando un servicio individualizado que atienda a sus necesidades, gustos y capacidades. Por último, con los más grandes buscamos que puedan iniciarse en la cultura laboral fomentando oficios útiles para la vida diaria.
¿Cuáles son los beneficios que reciben los alumnos?
JC: Los primeros años constituyen un periodo de la vida caracterizado por el crecimiento, la maduración y el desarrollo, es una etapa especialmente crítica ya que en ella se van a adquirir las habilidades motrices, perceptivas, lingüísticas, cognitivas y sociales que posibilitarán el desarrollo personal y social del niño. En este sentido, la privación de los estímulos y de las experiencias que proporciona el entorno o las afectaciones tempranas, como consecuencia de enfermedades, discapacidades o síndromes, pueden comprometer el curso evolutivo, por lo que aprovechar la plasticidad neuronal de estos primeros estadios resulta crucial para favorecer el aprendizaje.
Es por ello que en Centro Crisoles se decide dar respuesta a la demanda de la población abriendo y poniendo a disposición del niño y sus familias una sala de atención temprana, acompañando en el desarrollo al infante y su familia, a través de un equipo conformado por nosotras, tres maestras de educación especial diplomadas en atención a primera infancia, y Javier, profesor de educación física.
El servicio de apoyo a la inclusión aborda actividades lúdicas, pedagógicas, sociales, de atención, percepción y memoria que acompañan al alumno a trazar una trayectoria escolar en escuelas de modalidad común, fomentando sus capacidades y trabajando en conjunto con equipo docente de escuela en donde asiste el alumno, la familia y el Centro.
Los fundamentos para dar respuesta a la población joven y adulta se centran en la realización de tareas para favorecer su desarrollo, potenciar la autoestima, ayudar a alcanzar el máximo grado de autonomía personal y, en definitiva, potenciar el reconocimiento de la individualidad creando hábitos para la inserción laboral.
En paralelo al trabajo con cada alumno, ¿qué interacción existe entre el Centro, las familias y el entorno?
JF: Respecto a la familia el objetivo es favorecer su implicación en todo el proceso de intervención alentando una participación activa en todas las actividades de la vida diaria y aquellas específicamente lúdicas. Además, ayudamos a superar el tránsito que supone la aceptación de un trastorno del desarrollo e integrarlo en la dinámica familiar. Respecto al entorno el objetivo es alcanzar el mayor grado de integración social, facilitando la adquisición a los entornos familiares y sociales de cada persona. Tratamos de favorecer ambientes en los que los niños y niñas, adolescentes y adultos tomen la iniciativa en la interacción y la selección de actividades.